DESANIMADO O DESALENTADO EN EL MATRIMONIO
La
vida nos traerá en ocasiones tiempos de desánimo y desaliento. Es normal sentirse desalentado, pero no es
aceptable estar desanimado por largo tiempo en la vida familiar.
El
desaliento debilita la fuerza de ánimo para hacer, resolver o emprender
soluciones difíciles personales matrimoniales ocasionadas por los escombros de
problemas no resueltos en nuestro
entorno familiar, esas diversas situaciones adversas que nos quita
el gozo.
¿Por
qué ocurre esto?
Nuestro entorno matrimonial y
familiar muchas veces es atacado por diversas situaciones generalmente la pareja empieza la relación matrimonial con mucha emoción y amor todo bello
con muchas expectativas, pero a medida que pasan los días, meses y años
comienzan las dificultades y esto hace que los lazos de unión se empiecen a
debilitar.
El
desánimo pide una confrontación de amor, nos cuesta mucho hablar, pero es
necesario. A veces sentimos miedo puede
ser la turbulencia que lleva a la
transición que no deseamos pero necesitamos reconciliarnos dar un giro a la relación
y comenzar de nuevo con mayor solidez.
¿Cómo
superar el desánimo en la vida personal
y familiar?
-Ser
honesto: nuestro cónyuge necesita escuchar lo
que sentimos, lo que pensamos y esperamos de la relación esto puede ser
doloroso pero recuerde de lo peor a menudo sale lo mejor .o por lo menos puedo dar
al cónyuge “una queja amorosa en privado”.
-Encuentra la fuente de tu desanimo: cuando identificamos un problema tenemos en parte
la solución pero si todo está fuera de
nuestro control, podemos aprender a depender de la gracia de Dios, ejercer
perseverancia y la disciplina de la paciencia.
- Ver
con fe: más allá de las circunstancias y emociones,
los desánimos matrimoniales
a veces esconden los mejores beneficios. Dios utiliza el mal para acercarnos a Él y darnos el bien que esperamos (Lea Romanos 8:28: “Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados”).
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