Por lo general los niños y algunas personas adultas temen quedarse solos en sitios oscuros. Tal vez ese miedo reside por no saber que los rodea cuando está en tinieblas. Sin embargo existen otras tinieblas espirituales, más temibles que las físicas y las personas no están conscientes de su existencia.
La biblia explica la causa, el origen y el propósito de las tinieblas espirituales. Por causa es la incredulidad humana, “Pues como ellos no Creen” el origen es “El dios de este mundo, los ha hecho ciegos de entendimiento”. Y después señala la razón o propósito, es decir: “para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” 2ª Corintios 4:4.
El ser humano sumergido en las tinieblas espirituales anda tropezando al llevar una vida desordenada, en temor y superstición por causa de la incredulidad, se apega al mundo natural, a los intereses, consideraciones, beneficios y ventajas personales.
Las consecuencias del apego a la vida natural física y la incredulidad, es el estar ciego a la vida espiritual, esta ceguera es proporcional a la misma medida en que es gobernado por lo natural, razón para propagar la luz del evangelio.
Al respecto la biblia señala que: “El hombre natural, no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios... y no las puede entender porque se han de discernir espiritualmente” o “han de ser discernidas por el hombre espiritual” (1ª Corintios 2:14).por esta razón es urgente la predicación del evangelio.
En el terreno natural el hombre piensa en sí mismo, es ciego y el criterio y perspectiva predominante es cómo le afectan las cosas personalmente, pero el ser humano puede rechazar o aceptar la luz que el Señor que desea dar en plenitud, en conocimiento de su Hijo, el crecimiento de su entendimiento por medio de la luz del evangelio.
El Espíritu Santo ayuda como fuente de iluminación,es maestro, instructor, guía y arbitro, para que se propague la luz del evangelio, para dar a conocer al hombre el propósito de Dios hizo al hombre:
“A los que de antemano, Dios había conocido, los destino desde el principio a ser como su hijo, para que su Hijo fuera el mayor entre muchos hermanos.” (Romanos 8:29).
No hay comentarios:
Publicar un comentario