jueves, 25 de octubre de 2018

LA FELICIDAD¿SE ENCUENTRA O ALCANZA?


     
En una relación de pareja, si están siempre uno contra el otro, por más autonomía y control se acabará con la felicidad matrimonial,  la felicidad al igual que la salud; es un fenómeno personal porque solo tú puedes decidir cómo reaccionar y desarrollar las capacidades para ser feliz, querer y creer que es posible a pesar de lo que te rodea, puede evitar reacciones como el egoísmo que hace deslizar el matrimonio  y buscar la felicidad  propia a expensas del cónyuge.
      Cambia no Busques la felicidad en sitios equivocados ella requiere del esfuerzo diario. La biblia  describe pasos sencillos para restaurar la felicidad matrimonial una de ellas es Demostrar amor para  arreglar  la relación, la amistad, la unidad de luchar juntos contra un enemigo común la “falta de perdón.” El perdonar y pedir perdón por las faltas del pasado limpia el ambiente conyugal para que ocurra la verdadera reconciliación al matrimonio la confianza y esperanza. Las reacciones ante lo que le acontece en la vida cotidiana, es lo que hace las parejas en  el matrimonio  obstaculice su felicidad.
     Las personas felices aceptan que algo malo ha sucedido, pero no deja que su tranquilidad y su estado de bienestar se arruinen por lo sucedido .Solo tú controlas tu punto de vista, Una ley bíblica: “Es más bienaventurado dar que recibir” (Hechos 20:35). O sea, “Es imposible hacer feliz a otra persona sin recibir felicidad uno mismo.”  Es casi imposible no amar a un cónyuge que se siente amado por su pareja. Por esto este principio se aplica con el único propósito de dar al cónyuge lo que más desea: la felicidad, practicar los pequeños detalles olvidados que le gusta a su pareja  y sobre todo volver a comunicarse mejor o como  al  principio de la relación.
     Muchos quieren una solución  “rápida” a todos sus problemas. Este método es lento, pero su éxito garantizado y es  mostrar al cónyuge amor, es la  vieja Regla de Oro en la práctica: “Todo lo que queráis que hagan con vosotros los hombres, hacedlo también vosotros con ellos,” (Mateo 7:12).