jueves, 5 de agosto de 2010

¿Cómo usar el invalorable regalo del lenguaje?

Las palabras abundan pueden ser pequeñas, grandes, amenazadoras, malinterpretadas, Impetuosas, Agitadas. Confusas. Pero Son la fuerza más poderosas para la creación por ella fue creado todo lo que vemos el mundo y del universo.
I.-PODER CREATIVO DE LAS PALABRAS: Cuando Dios creó al mundo y todo lo que hay en él, lo hizo con palabras. Él dijo: “Sea” y fue hecho. Asombrosamente, cuando Dios creó al hombre a Su propia imagen, le dio también la poderosa herramienta del lenguaje. Nuestras palabras pueden, crear, avivar los sueños, alentar en la fe, motivar con paciencia, predicar el mensaje de esperanza y de sanidad en Cristo a un mundo que sufre. La Biblia nos dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua” (Pr. 18:21).
II.-PODER DE IMPACTO DE LAS PALABRA: a quienes nos rodean, hijos esposos, amigos y familiares tenemos el potencial de impactarlos eternamente, para bien o para mal. El poder que tienen las palabras de una mujer en sus hijos y en su esposo es una imagen que ha de conservar a lo Largo de los años. Pueden abandonar y renunciara sus sueños, porque no hubo alguien que los animara, confiaran en ellos o que les dijo que no podrían lograrlos.
III.-PODER FORMADOR DE LAS PALABRAS Desde el momento en que un niño sale de la seguridad del vientre, es formado, modelado, por las palabras de los padres, tenemos el privilegio de formar y moldear un alma eterna.
IV.- PODER DESTRUCTIVO DE LAS PALABRAS Así como tenemos la capacidad de alentar también el poder destructivo y desalentar, de levantar o arruinar. Creo que nada afecta tanto la confianza de un hombre, como la falta de respeto, hablando constantemente de sus debilidades. Los hombres tienen una lucha constantemente para tratar de vencer al mundo. El hombre necesita saber que su hogar es un lugar seguro.

VI.-EL PODER Y EL POTENCIAL DEL CAMBIO DE LAS PALABRAS QUE RECIBE Si usted está dispuesta a usar sus palabras como un instrumento de belleza, Dios es perfectamente capaz de darle el poder de hacerlo. Lo único que hace falta es oración y práctica. Examine cuidadosamente sus palabras a la luz de Filipenses 4:8. Pregúntese: “¿Es lo que voy a decir: verdadero, honesto, justo, puro, amable y de buen nombre? ¿Las palabras que pienso decir servirán para edificar o destruir, para animar o desanimar, para alimentar o devorar? Ponga atención.
Conclusión: las palabras no importa que sean muy pequeñas, pero pueden impactar eternamente, para bien PUEDE SER LA FORTUNA DE UN HOMBRE para su hijo o esposa.


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