Vivimos en un mundo que aplaude lo malo y los anti valores como la mentira, el egoísmo y la falta de respeto son tomados como ejemplos a seguir y modelos de conducta.
Por esta razón es urgente que los padres analicen las consecuencias de qué manera y nivel de profundidad la mala crianza de los niños esta impactando a la sociedad, a las instituciones, las autoridades y a los niños mismos.
Hoy los padres tienen que competir la atención de los hijos con el internet, el cine y los programas televisivos donde generalmente presentan a las figuras paternas y de autoridad como ridículas, torpes, pasados de moda.
La decadencia de los valores morales y la poca practica de los mandamientos de Dios, son notorios, sin embargo el llamado a la obediencia es claro: “Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres”, porque esto es justo”.
Es decir que las figuras de autoridad merecen el respeto y honra porque son instituidas por Dios. A pesar que los padres, maestros, líderes, las leyes y demás instituciones gubernamentales, sociales y educativas son poco estimadas y considerada como ineptas ,corruptas e incompetentes merecen obediencia según Romanos 13:1.debida a que fueron permitidas por Dios.
Si dejamos a los niños crecer con la idea distorsionada rechazando, cuestionando, criticando todo tipo de autoridad que ven en la vida cotidiana, como va respetar la autoridad divina y al creador que no lo ve.
La gran responsabilidad como padres es enseñar a los niños, desde muy pequeño a respetar y dar honra a las personas cercanas a ellos como padres, familiares, maestros, amigos, vecinos y a los representantes gubernamentales de la comunidad y el país.
Por tal motivo la educación de los hijos no debemos dejársela al mundo o a las instituciones sociales y educativas, Contrariamente la responsabilidad de formar, corregir, enseñar, motivar y aconsejar a los niños es primero de los padres.
Es urgente y necesario orientar a los padres para que se convierta en líderes de su familia e hijos. La biblia dice en proverbios 22: 6 “Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonara”. Los hijos, la sociedad y Dios esperan que los padres asuman el rol que le corresponde y cumplan con esa responsabilidad.
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