viernes, 17 de septiembre de 2010

LO QUE SIEMBRAS ,COSECHAS


Todo lo que se siembra a lo largo de la vida es lo que vamos a cosechar al final de ella.

Las personas generalmente viven como mejor les parece sin pensar en las consecuencias de las decisiones, sin embargo la realidad es que las decisiones afectan todo el transcurso de la existencia humana.
El ser humano tiene la habilidad y oportunidad de escoger, realizar las mejores elecciónes, examinar, reflexionar sobre la vida personal, entonces es necesario preguntarse ¿Qué es lo que estoy sembrando en la vida?
No podemos cosechar lo que no hemos sembrado, Pablo dice claramente “el que siembra para la carne cosechara corrupción” el que siembra para el espíritu segara vida eterna”. Esto demuestra que existen dos tipos de semilla o siembra, el de la carne que no heredaran el reino de Dios y el del espíritu la vida.

El afán por tener posesiones materiales, el poder y prestigio que se puedan obtener por medio de ellas, hacen olvidar el compartir con otros, dar y recibir, el sembrar y el cosechar, ignorando o dejando en segundo plano los principios bíblicos y dando más valor a las cosas materiales que a las inmateriales.

Existen también dos lugares donde podemos sembrar o acumular los tesoros uno es el cielo y el otro la tierra, pero una cosa es segura el sitio del tesoro, también será el del corazón de la persona. A veces no es necesario tener para comenzar a dar, sino que debemos dar de lo que tenemos a Dios y otros.

Esto nos lleva a reflexionar en que No podemos vivir desagradando a Dios sin recibir las consecuencias, definitivamente se tendrán que pagar las acciones y desobediencia cometida. Pero Dios ha dispuesto perdón por medio de su hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo capacitar para una vida agradable a él.

La vida siempre va a producir lo que hemos sembrado, por lo general las decisiones tomadas en el pasado afectan el diario vivir, modelan el carácter en la vida presente y el futuro eterno.

Como personas podemos escoger la forma de vivir, pero jamás cambiar los principios irrevocables de Dios, las opciones son condenación o vida eterna, tesoros en la tierra o en el cielo, aunque conscientes o ignorantes de lo que está ocurriendo en la vida cotidiana presente, al final cosecharemos lo que hemos sembrado.

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